NEUROMARKETING
Historia del
Neuromarketing:
El propósito final
del marketing es la hacer de la venta algo superfluo, entendiendo al cliente de
tal manera, que el producto o servicio, encaje perfectamente con sus necesidades,
entendiéndose por sí solo. Idealmente el marketing debe tener como resultado un
cliente listo para comprar. Lo único faltante, sería el servicio o el producto.
Peter Drucker, un
visionario del Neuromarketing en sus etapas iniciales comento “el objetivo
principal del Neuromarketing es el de decodificar procesos que forman parte en
la mente del consumidor, de manera de descubrir sus deseos, ambiciones y causas
ocultas en sus opciones de compra, de tal manera de entregarles lo que ellos
necesitan”. Esto ha sido posible gracias a la tecnología en imágenes de
neurociencia, que ha llevado a una relación mucho más estrecha entre las
compañías y sus consumidores.
El termino
Neuromarketing comenzó a ser usado a partir del año 2002, acuñado por el Dr. Ale
Smith, ganador del premio nobel en economía de ese mismo año. Aunque se rumorea
que el Dr. Garry Zaltman de la universidad de Harvard fue el primer mercadólogo
en utilizar FMRI. El término fue utilizado para referirse a las técnicas de
investigación de los mecanismos cerebrales en la mente del consumidor de manera
de mejorar las estrategias de marketing. El Neuromarketing se origina en la
neurometrÍa, siendo esta una parte de las diferentes disciplinas, dentro de las
Neurociencias, que a su vez también son partícipes del proceso de estudio y análisis
de Neuromarketing.
El Neuromarketing: ILUMINANDO LA MENTE DEL
CONSUMIDOR
En el análisis del comportamiento del
consumidor hay tres grandes momentos: El que fue, el que es y el que se viene.
El primero estuvo determinado por el enfoque conductista, el segundo está determinado
por el enfoque cognitivo y el tercero lo estará por el Neuromarketing.
En el enfoque conductista la atención de
los marketeros, comunicadores, publicistas, vendedores, y todos los
involucrados en la comercialización de productos y servicios estaba centrado en
el estímulo y en la conducta, como respuesta no interesaba el consumidor como
persona.
Esto significaba que la ciencia y el
arte del marketing se concentraban en la mejor elaboración posible del producto
de tal manera que este resultara atractivo y persuasivo al consumidor y, de
otro lado, en el análisis de la respuesta del consumidor y en las consecuencias
de estas respuestas. Lo que interesaba, entonces, era la medición de los
resultados y lo que se podía desprender de estos resultados como tácticas y
estrategias para modificar la conducta a favor de la empresa. Es decir, para el
enfoque conductista, el consumidor en sí, no tenía importancia, lo que
sucediera en su mente no tenía valor. La mente del consumidor era una caja
negra que no interesaba descubrir; lo que importaba eran los resultados (las ventas).
Este momento ya pasó, aun cuando todavía hay rezagos de este pensamiento.
En el enfoque
cognitivo, que es el que predomina en la actualidad, cualquier marketero, comunicador
o publicista se centra en conocer lo que sucede en la mente del consumidor.
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